HISTORIA DE LA RADIO Y LA TV

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La Industria Radial Y Televisiva En El Salvador (1926-2000)

 

Jorge Vargas Méndez

CAPITULO I

Antecedentes históricos y culturales: 1900-1927

¿A qué se debe esa manera de pensar, sentir y actuar de cada persona que se precia de ser salvadoreña y que asiste al final de este siglo? ¿Cómo y cuánto ha cambiado el suelo patrio con el paso acaso sigiloso del tiempo? Responder a esas interrogantes, con el riesgo al equívoco que ello implica, es el propósito del presente capítulo. Pero no será algo que se imponga con la correspondiente lectura. Nada de eso. Se trata de algunos elementos históricos que sugieren, ojalá, una profundización posterior. Si lo último llega a lograrse, nuestro propósito se habrá cumplido.

i. Llega el siglo XX a El Salvador

Es la noche del 31 de diciembre. En la Catedral se celebra un Te Deum y está siendo oficiado por el más prominente representante de la iglesia católica, Monseñor Adolfo Pérez y Aguilar. Quizás ha  asistido todo el vecindario de la ciudad, porque se asegura que no existe un tan solo asiento vacío. ¡Qué asistencia más sorprendente!

Es de madrugada. El general Tomás Regalado en su calidad de mandatario del país, acompañado de su esposa y de lo más granado  de las familias capitalinas, ha estado celebrando la llegada del nuevo siglo en el salón central del Casino Salvadoreño, durante toda la noche del 31 de diciembre de 1900. Pero el presidente ha querido ver la puesta del sol del 1 de enero, mientras suena una pieza musical ejecutada por la Banda de los Supremos Poderes, la cual, desde el año 1874, dirige el Maestro alemán Heinrich Drews. Se trata de la misma banda y el mismo director que, domingo tras domingo y en los últimos veintiséis años, han estado deleitando a la comunidad capitalina en los conciertos de los parques Dueñas y Bolívar.

La algazara que se dio en el Casino probablemente se prolongó en el ánimo de los asistentes, porque unas horas después el acto de inauguración del Parque Barrios no contó con la presencia del señor presidente . En su lugar asistió el Dr.

[ 1 . «(…) Era el General un hombre ecuánime, de un valor rayano en la temeridad y verdadero patriota; trató de engrandecer a El Salvador, en todo sentido; como caudillo, era muy querido por el pueblo que le seguía entusiasmado; desgraciadamente, así como Malespín, adolecía del vicio de la bebida; al libar el licor se transformaba en un completo loco, malogrando en poco tiempo lo que se había conseguido a fuerza de sacrificios y energías (…)». Vidal, Manuel.]

José Madriz, quién ofreció el discurso inaugural en representación del gobierno .

Así dio inicio el siglo XX en la capital salvadoreña.  Ya nos podemos imaginar cómo se habrá expresado cada barrio y cada calle, cada ciudad y cada pueblo de nuestro país, en la alborada del 1 de enero de 1901. El historiador Manuel Vidal, escribió al respecto: «En la administración Regalado se celebró el fin del siglo XIX y principio del XX con gran entusiasmo y pompa» .

Por el momento no había guerra. Pero, además, el floreciente país se había colocado en los engranajes del mercado mundial a la sombra del café. Aquella sombra era tan benigna que el país llegó al nuevo siglo, pugnando por alcanzar un desarrollo al estilo del Art Nouveau, cuyo testimonio se encuentra en las edificaciones de la época. Muestras de aquella atmósfera cultural dan constancia a la fecha, los teatros de las ciudades de Santa Ana y San Salvador que comienzan a construirse en 1902 y 1911, respectivamente. Otro conjunto arquitectónico de la misma tónica se puede contemplar en  el Teatro Nacional de San Miguel, Palacio Nacional de San Salvador, Basílica del Sagrado Corazón, la actual Casa Presidencial, que en su orden se comenzaron a construir en los años 1903, 1905, 1906 y 1913.

Pero aquella atmósfera arquitectónica no era todo. Los nuevos vientos del país también se reflejaban en el sistema de transporte, puesto que ya se contaba con una red de tranvías que se disputaban el paisaje urbano con los elegantes carruajes tirados por corceles.

Pero también, para 1901 ya surcaba la tierra una línea férrea  que unía el occidente del país con San Salvador y, específicamente,  a la ciudad capital con Nueva San Salvador, Sonsonate, Santa Ana y Acajutla . El proyecto ferroviario

[Nociones de historia de Centro América, pág. 350.
2. El parque inaugurado el 1 de enero de 1901 es el actual Parque Bolívar, que había servido hasta entonces para el sesteo de carretas.
3. Obra citada, pág. 350.
4. «(…) Esta primera línea férrea en El Salvador fue construida por una sociedad anónima de nombre Compañía del Ferrocarril de Acajutla, formada por diez socios y un capital de 400,000 pesos, divididos en 4,000 acciones de 100 pesos cada una. El 31 de julio de 1882 se firmó un nuevo contrato con la misma compañía para construir la línea de Sonsonate a Santa Ana. El tramo Ateos-Sitio del Niño que son aproximadamente 10 kilómetros fue terminado el 10 de septiembre de 1894; de Sitio del Niño a Santa Rosa que son aproximadamente 32 kilómetros, quedó terminada el 23 de noviembre de 1894, y el tramo entre el Chilamatal (Ciudad Arce) y Santa Ana se puso al servicio del público el 9 de noviembre de 1898. El último tramo que unió a Nejapa con San Salvador fue inaugurado el 15 de abril de 1900, uniendo ]

 

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